Cuando dos personas que inician una relación de pareja no se cuidan de ir despacio en sus sentimientos, pasiones y proyectos, puede resultar un rotundo fracaso y el final cercano es inminente.

Hay distintas pausas que hay que quemar, y desde las caricias que necesitamos dar y recibir, como premisa de una nueva relación, hasta pasar poco a poco por el conocimiento de la anatomía, del carácter, de sus relaciones sociales, y por supuesto de los defectos y desaciertos en la vida de la otra persona, se deben ir saltando piedras mientras el río corre bajo los pies.

Apurarse y querer decidir de momento todo el futuro pensando que ya se encontró el añorado amor azul de los cuentos de hadas, es ir muy mal encaminado. Al tiempo hay que darle tiempo, y pensar que los años por vivir tienen demasiadas horas, demasiados minutos y miles y miles de segundos, para ir descubriendo en cada uno de ellos un nuevo estímulo de atracción.

Uno de los secretos de la verdadera relación consiste en eso, en no quemar las etapas, para saber si realmente es ahí donde está la persona indicada. Seguir las señales, eso es importante, para no perdernos en el laberinto de otros nuevos problemas.

 

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