La inseguridad sexual no es una cuestión que únicamente se centre en la falta de experiencia. Más allá del sexo, este tipo de problemas no se limitan a la cama y a la vida íntima sino que, a menudo, se trasladan hacia otros campos de la relación de pareja e incluso a la familia.

La realidad es que muchos de los casos no se limitan a chicos y chicas jóvenes que se acercan por primera vez al sexo, sino que pueden atender a muchísimas otras razones, desde la disfunción sexual hasta una experiencia traumática que les ha marcado.

Los hombres, por ejemplo, temen la falta de control en la eyaculación y el tamaño de su miembro, principalmente; algo a lo que las chicas no dan, ni mucho menos, tanta importancia a lo segundo, viendo la inexperiencia en muchos casos como algo normal e incluso compartido.

En el caso contrario, ellas quieren verse perfectas y, a menudo, sienten la necesidad de complacer a su pareja por encima de sus propias expectativas, muy relacionadas con la otra persona; aquí la inseguridad debe pasar por una fase de conocimiento y autoconocimiento por lo que ser sinceros entre vosotros y daros el tiempo para probar, experimentar y pasarlo bien es la mejor opción. Si hay algo que no llega como queremos, ya lo hará.

Cuando somos adultos, tristemente estas heridas no siempre pasan; a veces es tan sencillo como quitarles hierro, comunicarse y… ¡sí, practicar! Otras, se unen a cuestiones de placer, meter las experiencias anteriores en el saco y disfunciones sexuales que, casi siempre, vienen motivadas por estrés e inseguridad.

En estos casos lo mejor es dejar de convertirlo en una prioridad, relativizar aunque a veces cueste, probar cosas nuevas, practicar mucho, aceptarse a uno/a mismo/a y relajarte. Cuando estamos relajados ante una situación, es más probable que nos divirtamos con lo que estamos haciendo, ¿o no?

Muchas veces, la inseguridad sexual es tan simple de vencer como a través de la comunicación; ¡hablemos más, entonces! Nuestra pareja deberá entendernos y apoyarnos siempre, y si es necesario consultar a un profesional, pues habrá que hacerlo, ¿no crees?

Por norma, acudir a un médico o a un psicólogo se recomienda cuando la inseguridad es tal que puede considerarse un trauma que no nos deja continuar con nuestra vida diaria normal. Si no es así, si simplemente la inseguridad nos arruina los planes un día tras otro, ¡es muy posible que los consejos que te hemos dado solventen la mayoría de tus problemas!

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