A muchas mujeres se les hace muy difícil disfrutar la sexualidad en pareja porque les cuesta llegar al orgasmo. En la mayoría de ocasiones es debido a que se desconoce la propia anatomía de sus zonas erógenas. El hombre sí conoce perfectamente su pene, lo mira a diario, y lo ha hecho casi desde la infancia, con períodos más prolongados y observando al detalle durante su pubertad. No hay un solo varón que no disfrute viendo su pene, excitándose y analizando todos los detalles de su erección y de sus orgasmos.

En cambio, una mujer empieza más tarde a explorarse con detalle y descubrir como excitar todo su clítoris, el lugar sexualmente más placentero para la mujer, y por medio del tacto van descubriendo otros lugares secretos de su intimidad como los labios internos y los externos, la parte externa de la vagina y luego su vagina interna. Solo de tacto.

Y apoyo la libertad sexual y el derecho a que una mujer se conozca y sepa lo que le gusta y cómo le gusta. Si una mujer quiere conocer perfectamente su anatomía, no puede renunciar a esta exploración mediante las manos y es importante también que se estimule con la vista. Ponerse delante de un espejo y ver cada detalle. La exploración visual es imprescindible para que se sienta más segura con sus órganos sexuales. Conocerse a sí misma, sentir la estimulación, la caricia, el escalofrío vigoroso y caliente del placer del orgasmo, solo así podrá disfrutar después con una pareja durante la relación sexual. También pueden seguirse estos ‘Consejos para mejorar el orgasmo‘.

Para alcanzar el mayor disfrute sexual, la mujer no debe permitir que sea el hombre quién busque su punto G, o todos los que haya, ¡debe ser ella misma quién sepa dónde y cómo, explotar de sexo! El autoanálisis es clave para que pueda llegar a conocerse íntimamente. Los hombres sí lo han hecho siempre, por ese motivo, saben lo que quieren cuando llegan al coito.

Si alguna persona se pregunta por qué el género masculino ama tanto su pene y sabe usarlo tan bien durante el coito, habría que buscar los orígenes en muchos detalles, incluidos los de su infancia.

Cuando los niños descubren ese apéndice curioso, que sirve para la orina y que cambia de laxitud a la dureza, es sin dudas, el mayor descubrimiento de que es su zona más curiosa, más observada y manipulada y además, la más importante. Juega con él en la bañera, disfruta cuando lanza el chorro de orina hacia afuera creando un círculo y los padres ríen, ¡qué ocurrencia la del niño!

Repasemos ahora a las chicas. ¿Qué niña se toca su vulva en la infancia y la acaricia? Si alguna lo hace, los padres se llevan las manos a la cabeza y ven el hecho con horror, o no, eso depende de cada familia y de su educación sexual. Aunque también es cierto que una niña puede llegar a hacerse daño porque tiene curiosidades, y la vulva es una gran fuente de inspiración. A las niñas, se les puede permitir tocar sus tetillas pero rara vez la vulva. Al llegar a la adolescencia, descubre la sexualidad de sus zonas erógenas, pero pocas veces la disfrutará si no es capaz de explorarse, mirarse y sentir las vibraciones eróticas. Y para ello, por supuesto, necesita del espejo, de posiciones en las que pueda mirar bien su anatomía y descubrirse en todo sus detalles.

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