A la hora de descansar seguro no lo haces de forma que la posición adoptada te favorezca. Saberlo hacer es importante porque así el cuerpo logra el alivio de una manera más sana.

Hay quienes piensan que solo basta con tirarse en la cama un rato para reparar energías perdidas, pero acostarse no es la única forma de aliviar el cuerpo cansado. Un paso imprescindible hacia el reposo general es relajarse. Para lograrlo, deja tu mente en blanco; repite varias veces: ¨reposa, descansa, los problemas tienen solución¨. Busca el sueño; dormir media hora hace recuperar fuerzas.

Para descansar hazlo acostada sobre un colchón que sea firme. Colócate de lado, buscando que el peso de tu cuerpo se reparta en una superficie amplia, de manera que la columna vertebral no se fuerce. Si durante la jornada estuviste mucho tiempo sentada y sientes cansancio en la espalda y contraídos los músculos abdominales, acuéstate boca arriba, con las rodillas flexionadas. Así relajas el organismo.

Cuando tu labor diaria te obligue a permanecer de pie durante horas, tiende una frazada sobre el piso, acuéstate y pon los pies sobre el asiento o sobre una silla. El efecto es de inmediato: sentirás alivio en los músculos, la circulación de retorno se verá favorecida. También puede ser sobre un plano inclinado, con la cabeza para abajo, esto evita la aparición de várices, y si estas ya existen, las mejora.

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