Nada es más molesto que convivir con una persona que frecuentemente cambia de humor. No se sabe cómo reaccionará ante una actuación nuestra, ni cómo llegará cuando entre por la puerta. Y lo peor de todo, muchas veces las cosas terminan muy mal entre ambos.

Así como nosotras también tenemos nuestros días del mes que nos sentimos alteradas por los cambios hormonales, ellos sienten también en momentos sus irritaciones, aunque solo sea menos de la mitad de la población masculina.

Pero, hay otras situaciones, y es a la que me refiero. Cuando el macho que llevan dentro aflora, se consideran los dueños del mundo y es difícil contenerlos. Pregúntate entonces, ¿estás dispuesta a soportar esos cambios de humor solo porque le dé la gana? ¿Quieres seguir pagando los platos rotos?

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