Europa se alza con un alto índice de chicas que gozan de una vida feliz: Son trabajadoras, practican deportes, viven solas, gustan de las modas, viajan y disfrutan de su independencia. Algunas ya pasan los treinta y hasta los 40 años, pero siguen con su estilo de vida que consideran perfecto.

El objetivo fundamental de esta generación, es disfrutar la vida en todas sus posibilidades, sin permitir que se inmiscuyan en sus decisiones. A fin de cuentas, no le deben nada a nadie y luchan con ahínco por ocupar el lugar que mejor les plazca.

Con el trabajo y el tesón que ponen en él, amplían sus posibilidades económicas y su independencia. Y es difícil que mezclen las decisiones de su vida privada con aquellas que pongan en juego sus responsabilidades.

Estas chicas independientes saben lo que quieren: gastan cifras enormes en cosmética y peluquería, en el último bolso de la temporada, viajan por el mundo y saben disfrutar de un buen concierto, como mismo saben escoger bien su dieta diaria. Y como son felices de esa manera, mantienen su autonomía a toda costa.

Para las emociones son también afortunadas. Como llevan bien seguro su objetivo en la vida, la soledad no les molesta y disfrutan de relaciones en pareja donde cada uno anda por su lado. Hasta saben lidiar con situaciones que podrían provocarle estrés, pero hábilmente se conducen con inteligencia, pues se preocupan por cuidar su cuerpo y su mente.

Al vivir el momento, sin pretensiones para el futuro, esta generación de chicas, buscará por sí misma la solución a sus vidas cuando les pasen los años y sus facultades sean más limitadas. Mientras tanto, disfrutan de su vida de consumistas y de independencia.

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