«Tienes una suerte fenomenal«, así te dicen tus amigas porque te has ligado al chico más guapo, todas te envidian y él, que es un encanto, logra que cada vez estés más enamorada.
Si te sucede esto, tu dicha es tanta, que piensas que ese príncipe encantado sí existe y lo tienes a tu lado, solo parea ti. Te diré entonces cómo te comportas:
– Te llenas de elogios hacia su persona, no paras en hablar de sus encantos, sus virtudes, tu felicidad.
– Es tanta la dicha que tienes, que hasta llegas a tatuarte en el lugar más visible de tu cuerpo, para que todos lo vean, el nombre de tu pareja, una copia perfecta de Melaine Griffith. ¡Esa es la cosa, que todos sepan que ese chico es tuyo y de nadie más!
– Te olvidas por completo de ti para dedicarle todo tu tiempo a mimarlo, a seguirle y hasta dejas de lado tus proyectos más importantes porque consideras que los de él son más importantes. ¿A quién te pareces? A esa misma, a Melaine Griffith.
– Y como mismo le pasó a esta actriz de Hollywood, llega el momento en que no eres nadie, solo la sombra de lo que fuiste, para dar paso al brillo de tu fabuloso chico. ¿A quién se parece tu chico? ¿Por casualidad también se llamará Antonio?
Y entonces comienza lo obvio: dejas de tener encanto para él, sus proyectos suben como la espuma mientras tú dejas de ser alguien, y no lo dudes, las infidelidades se suman y se suman aunque es lo demasiado sutil para que quedes tú como estresada, adicta a los fármacos, (tienes que recurrir a ellos porque tu autoestima está por el suelo) pero nada funciona y todo se deteriora, tu imagen, tu felicidad y tu relación.
Creo, amiga, que has esperado demasiado, ¿no te percatas de que has caído muy bajo y has hecho que él brille más que tú? Nunca esperes a que te destruya esa relación tan dispareja que tú misma has logrado. Sal de ahí cuanto antes, no temas sufrir, de hecho, ya lo estás haciendo y mantener esta relación solo te llevará cada vez más al abismo.
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