Certeza o sospecha, lo mismo da. Si sientes unos celos que no te permiten disfrutar de tu vida en pareja, tienes que salir cuanto antes de ese círculo que te impide respirar. Porque de eso se trata, de poder respirar libremente y pensar en otras cosas de la vida que ni están en tu mente ni en tus aspiraciones por culpa de los temores a perder a tu pareja.
Los celos son vampiros que chupan toda la posibilidad de razonar y ver las cosas con otro perfil. Por una aparte, se trata de una dependencia excesiva por la persona a quien se considera exclusivamente de su propiedad, como si fuera un coche, una vivienda, o una joya. Por otra, es la dependencia emocional al pensar que sin ese otro ser, la vida es imposible.
Tantos valores se pierden que los celosos se convierten en pequeñísimos seres sociales, llegan a convertirse en seres inferiores y carentes de cualquier lado positivo. Dejan de ser eficientes en los estudios, en el trabajo, pierden amistades, se vuelven temerosos de todo lo que les rodea y son, entre otras cosas más, incapaces de disfrutar nada de la vida. Ni un viaje de vacaciones, ni una película, ni una fiesta, ni una cena de lujo, todo pierde interés para la persona con celos obsesivos.
Los celos patológicos se adquieren fácilmente una vez que se da rienda suelta a los temores. Si no se controla a tiempo, cada día se convierten en más dañinos y con menos posibilidades de erradicar, salvo ayuda psicológica y mediante terapias específicas. Son considerados una enfermedad muy grave para la psiquis que afecta todos los órganos del cuerpo, pero al atacar el cerebro se convierten en más invasivos.
Al menor síntoma de celos salidos de control, se debe buscar de inmediato ayuda especializada, no hay otra manera de volver a ser una persona responsable y activa para disfrutar la vida en pareja o el fuego de la vida entre ambos, que saliendo de esa enfermedad tan invasiva, cuanto antes, mejor.
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