Durante las horas que estés ocupado debes alimentarte para que tu cuerpo se nutra de energía y no caigas en la ansiedad, la que te lleven a comer la primera comida chatarra que caiga en tus manos.

Pon en tu bolso o en una cesta cerca de ti algunas frutas o verduras. Puedes llevar plátanos, cítricos, tomates; se aceptan en las más variadas opciones crudos, en jugo, ensalada. La zanahoria puedes consumirla cruda, rayada o en jugo en cualquier momento del día.

El huevo es otro alimento que puedes degustar a cualquier hora, la mejor manera es cocido, también conocido como duro. Agrega un frasco con yogurt que es rico y variado, además aporta calcio al organismo. Agua, mucha agua para mantener hidratado el cuerpo y desintoxicarlo.

Alimentarse con regularidad y con aquello que mejor viene al organismo es vital para que cuando llegues a casa tu estómago esté relajado y no te conviertas en un león que acaba con cuanto tenga a su paso. Desayuna bien, a media mañana merienda, come algo fuerte en el almuerzo, a media tarde vuelve a satisfacer al estómago. Verás que en las tarde cuando llegues a casa; esa ansiedad irá desapareciendo y dará lugar a los ejercicios físicos que tanto bien hacen al cuerpo y al espíritu.

comentarios (0)

No publicaremos tu correo electrónico