La buena imagen personal exige cuidados elementales. La buena apariencia tiene que comenzar desde la casa, consustancial a la intimidad. No se trata de frivolidad, sino de la importancia de verte bien en el hogar o el vecindario.

La buena apariencia apoya la salud, la autoestima y la provoca satisfacción que transmite una agradable imagen personal. Esta no solo es para las salidas, la mujer debe procurar una buena imagen en todo momento.

La cotidianidad muchas veces mal acostumbra, deja que el descuido se instale y hace perder de vista los límites. Con el pretexto de que estás en casa la apariencia se resiente. A las prendas de vestir para las actividades hogareñas no se les dan valores.

A estas ropas se les resta importancia, se convierten en intrascendente. Entonces, se acuña una apariencia absolutamente discordante, incluso desagradable y, muchas veces, tomamos las que están en deshuso para vestir en casa. El problema se agrava cuando llega alguien a la casa y no da tiempo a cambiar de atuendo. El visitante observa a una mujer que nadie envidiaría.

 

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