Muchas son las parejas compuestas por diferentes razas pero iguales sentimientos. Se han tenido que enfrentar a estereotipos y prejuicios que han juzgado emociones y relaciones amorosas.

En muchos lugares del mundo se han librado batallas contra el racismo, pero no son pocos los que quedan todavía creyendo que dos personas de diferentes colores de piel pueden crear una pareja. Tienen que enfrentar a la sociedad y, en ocasiones, a sus propios familiares.

Es cuestión de principios. La piel nada tiene que ver con los sentimientos y valores de una persona. Los hay muy vistosos por fuera, sea hombre o mujer, y están huecos por dentro; llenos de envidia y de malos sentimientos.

La vida en sociedad entraña la responsabilidad ética de convivir en armonía. Respetar y, sobre todo, valorar la integridad y la importancia del resto de las personas es una manera de coexistir en paz.

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