En estos días, el mundo ha visto lo que son capaces de hacer los verdaderos hinchas, esos seguidores absolutos de sus equipos de fútbol, que defienden también los colores de su país en el Mundial de este 2012.

Todos los hinchas, desde sus países, o desde las gradas, son un espectáculo fascinante y estremecedor. Pero..¿acaso son tan merecedores de ese nombre todos los aficionados? El verdadero hincha persigue a su equipo donde quiera que pueda, grita y se estremece con cada jugada, no se pierde un partido, pero también, (y esto es inviolable en un verdadero hincha), llora con su equipo la derrota,. pero no le da la espalda, sino que lo alienta con el corazón.

Para mí, los hinchas que me erizaron la piel este mes de junio del 2012, y que nunca olvidaré, fueron los miles de seguidores del equipo de Irlanda que en el juego con la furia roja española, estremecieron al mundo desde las gradas: cuando su equipo perdía sin remedio, y eso demostraba su retirada definitiva del Mundial sin siquiera poder disputar una medalla, esos miles y miles de irlandeses cantaron a coro para sus jugadores, que ya casi nada podían hacer para salir ilesos.

Ojalá que ese ejemplo lo siguieran estos mal llamados «hinchas» españoles, que tanto critican a sus jugadores cuando no logran llenar de goles la portería enemiga. Estos hombres no son dioses, sino mortales, cuyas fuerzas son superiores, pero también les fallan a veces.

A todos esos que reniegan de su equipo, y no los alientan en la derrota, les doy mi más absoluto rechazo. Ni sirven ni valen.

Y levanto hasta lo más alto del mundo al pueblo de Irlanda, esos son los verdaderos, los que aman de verdad a su patria, los que lloran y animan en la soledad del terreno de fútbol a sus jugadores, que entregaron el corazón, sí, y todos sus hinchas lo recibieron en sus manos.

comentarios (6)

comentarios (6)

No publicaremos tu correo electrónico