Ser Emperador en China podría tener muchas ventajas, pero no siempre se vivía feliz. El dueño del gran imperio vivía constantemente con el temor de ser traicionado y en muchos ejemplos puede apreciarse.

La cena que cada día consumía el emperador, contenía más de 100 platos diferentes. En realidad, el soberano solo comía uno, pero todos debían ser probados por su ejército de criados. Luego de ver que no presentaban signos de envenenamiento, entonces escogía el que deseaba comer.

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