Cada día son más los que buscamos la emoción del peligro, a pesar de los avances técnicos y seguros de la vida diaria.

Subir a las cimas más altas del planeta, explorar los polos, arriesgarse al vacío, las selvas o las profundidades del océano, aseguran el entusiasmo a fortalecerse psíquica y físicamente.

Del mismo modo, la aventura sexual de las personas comprometidas incita a que se  estimulen las hormonas del peligro y la emoción se apodera de ellos promoviendo los deseos pasionales. Algunos hasta aseguran que si no hay riesgo, no hay excitación para pasarlo bien en una relación de pareja.

Peligro, vértigo, trampas, temores, riesgo, son palabras que muchos buscan para sentir cómo fluye la adrenalina en sus cuerpos y llenarse de emociones agradables.

 

 

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