Sin que nadie se sienta dañado por lo que voy a decir, a veces somos infieles porque no sabemos resistirnos a la tentación. Esa misma tentación que nos embarga cuando vemos una sabrosa chocolatina cuando estamos a dieta, un bolso de Prada cuando la tarjeta bancaria está en SOS o un guapísimo chico conduciendo una moto Yamaha YZF R1, mientras vamos en una bici, y le damos a los pies con tanta fuerza que terminamos el día en la cama.

Sí, amigos y amigas, la infidelidades una tentación, no una necesidad. ¿Quién puede resistirse en una fiesta, cuando llegan las horas de la madrugada y se nos acerca esa persona que nos ha tenido babeando toda la noche y nos pide terminar con nosotros hasta el amanecer? El sexit está garantizado, es cierto, pero amamos a nuestra pareja que está de viaje de negocios y no queremos serle infiel, ¿qué hacemos? ¿Dejamos pasar la bola y que otro se la lleve mientras nuestras ganas están a rabiar? Por supuesto que no, ¿nos metemos en la piel de una chica o de un chico sin compromiso y nos olvidamos que hay alguien en el mundo que piensa en nosotros? Esto es una brutalidad, caímos en la tentación  y puede que nos pese.

El morbo de la infidelidad
El morbo de la infidelidad

Hay otra solución para “no pecar de infiel” porque aunque nuestra pareja jamás se entere, nosotros sí sabemos lo que hicimos y nos corroe “el bichito del pecado”, que no por ser bichito es feo ni hace daño, ¡todo lo contrario! Es que el amor es así, nos convierte en lamentones, que tampoco es lo mismo que lametones, cuando la culpa nos consume.

Por eso, para no caer en la tentación que se convierta en daño para nuestra tranquilidad, les aconsejo que si les gusta mucho ese chico o chica que les tiene patas arriba, no hay nada como la autocomplacencia. Es fácil, iros a casa con el deseo ardiendo en la piel, ¡no miren atrás!, sigan adelante, y al llegar a la habitación, dejen la ropa en el piso y a masturbarse hasta que salga el sol. ¿Quién se entera? Nadie. ¿Quién sale herido? Nadie. ¿Quién se perdió el mejor ligue de su vida? Ya esto es otra cosa, pero tienes que escoger, o caer en la tentación o mantenerte virtuosa. ¡Qué difícil es decidir cuando nos vemos así!

comentarios (0)

No publicaremos tu correo electrónico