Sin dictar recetas, los especialistas recomiendan encaminar las emociones reconociéndolas, para  saber desarrollar su  autocontrol. Esto es más importante de  lo que se cree., pues de ese control dependen sus buenas relaciones.

Lo inteligente es saber reconocer los sentimientos mientras aparecen y embargan, para luego tener la habilidad de saberse controlar, que significa comprender las emociones para transformarlas en un propio beneficio. Ese entendimiento no supone evadir los sentimientos a la fuerza, sino aprender a regularlos y lidiar con ellos.

Entre las aptitudes que se deben trabajar en función de la inteligencia emocional, están las de saber escuchar y comunicarse oralmente, la adaptabilidad y respuestas creativas ante obstáculos y reveses, el dominio personal y la confianza en sí. También la motivación para trabajar en función de un objetivo, el deseo de desarrollar un propósito y enorgullecerse de ello y la habilidad para negociar desacuerdos.

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