Dos veces, la humanidad ha buscado en culturas antiguas y se ha apasionado por conocer su historia, por descubrir sus valores y por preservarla para la eternidad.
La primera de ellas fue en el siglo XVI, cuando el Renacimiento redescubrió la antigüedad greco-latina y sus artistas se volcaron a interpretar su arte. Junto a ellos, científicos, y filósofos unieron fuerzas para el bien de la humanidad.
La segunda vez ocurrió en el siglo XVIII, cuando las tropas de Napoleón invadieron Egipto y descubrieron un pasado de siglos completamente olvidado. Junto al país del Nilo, las culturas más antiguas del Mediterráneo y las del Oriente Medio, se convertirían entonces en musa insaciable para arqueòlogos, historiadores, artistas, científicos, estudiantes, ladrones y coleccionistas, con interés a escala mundial.

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