Nadie consiguió que el cómico estadounidense Ricky Gervais se callara en la Gala de los Globos de Oro de este año. El encargado de conducir la gala se puso frente al micrófono y comenzó a disparar una serie de dardos envenenados. Bajo un tono de sarcasmo que algunos calificaron de «lamentable», el actor no dejó títere con cabeza en una ceremonia que será recordada precisamente por este suceso. 

Sin embargo, el actor no se arrepiente de ninguna de sus palabras, más bien al contrario. Cuando le preguntaron si se había divertido durante las tres horas de la gala sólo pudo decir lo siguiente: «Buf, absolutamente». Gervais se pasó toda la gala lanzando pullas a la industria del cine y a los actores.

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