Conocí hace poco a un chico guapísimo, elegante, educado al parecer, un chico magnífico con un aspecto envidiable que todas nosotras soñamos siempre con tener como pareja. Aparentemente, era el mejor partido que me había encontrado a lo largo de mi vida, hasta que conocí su principal defecto.

Al paso de los días, después de algunos tonteos y de ir a la cama por primera vez, donde demostró ser lo que ya me imaginaba, puro sexo a tope, descubrí una faceta de su carácter que me dejó pensando. Era un irónico  a rabiar. Pocas veces lo demostraba pero solo un comentario leve con esa leve burla en su sentido, bastaba para percatarme de que la vida a su lado no sería lo yo había pensado.

Diré cómo lo descubrí y por qué decidí darle un portazo a la relación, pues estoy convencida, ser irónico es el peor defecto que podemos permitir a nuestra pareja.

chico irónico
Romper con un irónico

Regalo. En el regalo navideño que le hice, le compré un reloj marca Guess que me costó lo que yo no podía permitirme de pagar, pero aun así pensé que lo valía. Su coste fue de 196 euros, un lujo para mí. ¿Saben cuál fue su reacción? Lo miró con algo de desdén y me dijo muy levemente, «Está bonito, ¿lo compraste en el chino de la esquina?» Y yo,..¡trágame tierra!, no sabía ni qué decir, quería explicarle que era una marca buena aunque no fuera un reloj suizo, pero  no tenía sentido, ya sabía que había fallado con el regalo.

Segunda cita en la cama. Luego del sexo que fue maravilloso, me quedé dormida un rato y al despertar, estaba mirándome, acostado junto a mí con el móvil en una mano. Yo imaginé, ¡qué estúpida fui!, que me miraba con ternura y cuando apenas había sonreído luego de abrir los ojos, me dijo,»¡cómo roncas!, ¿quieres saber cuánto?» y me enseñó riendo un vídeo que me hizo mientras dormía  para que escuchara mis ronquidos.

Me parece que con estos dos ejemplos bastan para que entiendan que la situación no es nada fácil de digerir. Burlas a mi gusto por el regalo, burlas a mi economía, a mi forma de dormir, imposible que pueda evitar el que ronque. MI decisión la tomé en seguida, ¡romper de inmediato!. Si dañaba mi dignidad, tenía que salir cuanto antes de su lado antes que el daño que me hiciera fuera irremediable.

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