Es bueno conocer a tiempo los síntomas que pueden advertir de un problema cardíaco. Así es posible evitar males mayores en cuanto a la vida.

Un dolor opresivo en el pecho puede ser indigestión, una secuela de un mal día, pero también la amenaza de un infarto. Si tienes falta repentina de rendimiento o un abatimiento creciente, si caminar unas cuadras te agota o las escaleras comienzan a hacérsete interminables, consulta al médico.

Tampoco deben pasarse por alto el desasosiego interno sin motivo aparente, un aumento en los trastornos del sueño, la angustia, las palpitaciones y el despertar con sudor frío en medio de la noche.

Es importante que hagas consultas periódicas con tu médico si entras en los grupos de riesgo: si fumas, tienes colesterol elevado, hipertensión o diabetes. Recuerda que los problemas cardíacos pueden aparecer sin síntomas previos, otras veces los ataques reiterados de angina de pecho pueden conducir a un infarto si no se recibe la atención necesaria.

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