Entre calles angostas de adoquines y arcilla, la ciudad caribeña de Trinidad ostenta la elegancia de sus palacios coloniales y  conserva sus reminiscencias arquitectónicas de una historia de casi 500 años.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, la ciudad-museo de Cuba está ubicada cerca de la costa sur. Esta ciudad es celosamente conservada para la posteridad y fiel a las más auténticas tradiciones populares.

La espléndida naturaleza de fondo y lo intacto de su conjunto urbano, típico de las primeras villas fundadas por  españoles en el siglo XVIII, despiertan el creciente interés turístico. Todavía hoy, su centro histórico se enseñorea con lujosas edificaciones de la época.

De paseo por la reliquia colonial, asoman vestigios del antiguo esplendor de las casonas de los tejados acanalados, grandes ventanales enrejados y patios interiores de hospitalaria invitación al descanso, reservado a los hacendados azucareros que convirtieron el sitio en lugar de opulencia.

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