Cualquiera puede pensar que su nombre se deba al calor emanado de los volcanes, o por algún desierto seco. Pero no es así. Se le debe a uno de los dos primeros hombres que lograron doblar por ese intrincado y engañoso laberinto marino. Un belga y un holandés protagonizaron la hazaña en 1616, y el segundo le puso el nombre de su pueblo natal, Hoorn.

Al cabo del tiempo, lo llamaron de otras maneras, pero persistió el del pueblo holandés, aunque sí con cierto cambio. De Hoorn, quedó en llamarse Hornos, lo que le da cierto calor al punto más al sur de la geografía americana que forma la Tierra del Fuego.

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